sábado, 20 de diciembre de 2008

Solo


Un día tuve el mar
sobre mi corazón.
Como una lengua fría,
el mar
sobre mi corazón.
Y estaba lejos de ti, madre mía.
Y tú lejos de mí,
navegando en un viento sin banderas.
No había raíces que esperan
debajo de la tierra.
Ni árboles había sobre la tierra.
Y el mar lamía mi corazón,
como una lengua fría.

¡Ah! Sólo mis ojos.
En órbitas de hielo
y sin tener dónde mirar,
girando.

Final


A la memoria de Romain Rolland.


Adiós dijo.
Adiós al mundo, muero...
Salud amigos,
y se fue cantando
entre los trigos.

Se fue el viajero.
Y una más que todas
triste espiga,
dobló su fruto
hacia la tierra amiga.

martes, 9 de diciembre de 2008



En un baldío,
cinco muchachos juegan a la pelota.
Un hombre pasa.
Lleva una carretilla. Pasa.
Un aire suave
abanica el rostro de la tarde.
A lo lejos, allá...
los palacios del Centro
muestran su espalda al Sol.
La tarde se va.
Lleva un aire de doncella defraudada.
.
En un baldío,
cinco muchachos juegan a la pelota.
Montevideo vive.
No sueña. No espera nada.
Vive.
Lejos suena una bocina.
Qué triste es todo.
Y sin embargo, qué bello es verlo,
mirarlo, oírlo y verlo.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Volver


Ya cantaban los gallos.
Ya sonaban las campanas
y él buscábase la frente
hacia la madrugada.
Sobre calles y suburbios,
sobre la ciudad toda,
en un coro de gallos
levantado y triste,
él, desasido,
se buscaba la frente
hacia la madrugada.
.
Y ya en el día
pudo decir alegre el renacido:
Oh tierra. Oh nave solitaria,
soy tu hijo fiel
y no te olvido.

lunes, 25 de agosto de 2008

Esta calle vieja



Esta calle vieja
de viejas paredes
de aire viejo y triste
de muros y musgos.
Calle amarga
donde es triste vernos
vestidos de fantasmas
donde todo es triste
porque fue
y no ha sido.
Porque ya ha pasado
y porque el tiempo es triste.

sábado, 16 de agosto de 2008

Cantar



Ya todos ya se fueron.
Ya todos ya te olvidan.
Y tú quedaste solo,
tú solo con tu vida

lunes, 3 de marzo de 2008

Lo inasible


Qué me dio Dios para gastar,
qué?, que no entiendo.
.
Esta alegría, esta tristeza,
dadme para gastarla
un mar.
Dadme la vida, padre, tú,
dadme la muerte.
Dadme el tiempo ido
y dadme el que vendrá.
.
Dadme cantar y cantando
verterme como un río,
por estas calles
hacia el mar.